PERIODISTA: Ustedes han creado una aplicación para prescribir actividad física porque mantienen que la necesidad de hacer deporte aumenta con la edad, ¿Es así?
VICENTE: Efectivamente, aunque primero, debemos aclarar algunos conceptos. Usted, me habla de “deporte”. No conviene confundir el deporte y menos el de competición con la actividad física. No estamos hablando de correr una maratón, por ejemplo. El tipo de ejercicio físico (y empleo el término ejercicio físico, no deporte) que tratamos de impulsar es el que maximiza y prolonga la salud/calidad de vida de sus practicantes, no el rendimiento. Aunque, indudablemente, la persona que siga nuestros programas de ejercicio físico experimentará una notable mejora en su rendimiento físico, ese no es el objetivo de nuestros programas. Nosotros buscamos potenciar la salud y la calidad de vida de las personas el mayor número de años posible. No nos interesa que nuestros usuarios mejoren en 20 minutos su marca de maratón si para ello van a someter a un estrés excesivo a su organismo. Entendemos que es infinitamente mejor para el propio individuo y para la sociedad que no se fracture la cadera o sufra una artrosis por excesivo estrés articular y que después de cumplir 100 años sea totalmente independiente.
P: ¿A qué edad tiene más impacto en la salud/calidad de vida el ejercicio físico?
V: Poniendo un ejemplo clarísimo.
Si hablamos de dos personas de 25 años, una activa y la otra sedentaria (exceptuando personas con patologías u obesas), las diferencias en cuanto a la capacidad para realizar las actividades cotidianas y laborales típicas es mínima. Ambos son totalmente autónomos e incluso ambos pueden vivir perfectamente, por ejemplo, en un quinto piso sin ascensor.
A medida que van cumpliendo años, digamos 40, ambos siguen siendo autónomos aunque empiezan a apreciarse algunas diferencias laborales, por ejemplo en cuanto a bajas por lumbalgias, tortícolis, o productividad. En cuanto a su vivienda en un quinto piso sin ascensor, el activo sigue sin notar diferencia respecto a cuando tenía 25 años mientras que el sedentario empieza a desear que fuera un tercer piso. Normalmente, también a partir de esa edad, el sedentario empezará a acumular algún kilo de más.
A partir de los 50 las diferencias empiezan a ser notables, el activo jamás ha necesitado una baja laboral y sigue subiendo los peldaños de 2 en 2, mientras que el sedentario empieza a buscar un piso con ascensor y probablemente empezará a tener una presión arterial alta. Si además hay otros factores como el tabaquismo es muy posible que las analíticas arrojen algunas anomalías y tenga que empezar a tomar cierta medicación.
Cada década posterior tendrá un impacto aún mayor hasta que a partir de los 80 las diferencias se vuelvan dramáticas. Extenderse???
Por tanto, resumiendo y ligando la actividad física a la calidad de vida, podríamos concluir que a los 25 años es beneficiosa, a los 40 recomendable, a los 50 necesaria, a los 60 insustituible y a partir de los 80 determinante ya que estadísticamente una persona de 80 años sedentaria y autónoma es muy difícil de encontrar.
P: ¿A qué se refiere con actividad física? ¿A andar?.
V: Andar es solamente una parte de la actividad física y, hay que decirlo muy claro, no es suficiente. Por supuesto cualquier programa de actividad física para mayores va a incluir la caminata como uno de sus elementos principales, pero no basta, es más para ciertas personas un exceso de caminata resulta inadecuado e incluso perjudicial (por ejemplo personas con artrosis).
Tenemos que tener en cuenta que el envejecimiento es un concepto muy amplio. Cada persona envejece de una manera distinta, algunos acusan más la hipertensión, otros la fatiga, otros problemas relacionados con las articulaciones, el corazón, diabetes, etc…. Al igual que no recetamos los mismos medicamentos a todas las personas (aunque tengan en común, por ejemplo, la edad 60 años) si no que necesitamos conocer sus patologías y particularidades , DEBEMOS analizar los factores de riesgo, necesidades y particularidades de cada individuo para proporcionarle el programa de actividad física adecuado para él o ella.
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